Ser reconocida entre las Top 100 CHROs de México (2023 y 2024) no se logra por casualidad. En el caso de Nancy Montoya, de Casa Sauza, el mérito llega con una mezcla poco común: integridad sin poses, pensamiento Industria 4.0, gestión humana en crisis reales y un compromiso genuino con el bienestar de su gente.
Nancy es ingeniera en comunicaciones y electrónica. Llegó a Recursos Humanos por “accidente”, después de años resolviendo problemas técnicos, enfrentando sesgos de género y ganándose el respeto con resultados.
En IBM saltó a desarrollo profesional; más tarde, en 2008, vivió una maestría práctica en manejo de crisis: cierre de una unidad con más de 5,000 empleos involucrados, coordinación con gobierno, medios y sindicatos, y preparación de voceros al detalle. Esa escuela la hizo una líder que no se quiebra cuando la presión sube.
- ¿Qué sentiste al recibir este reconocimiento? Orgullo… y prudencia. Nancy lo confiesa: “me chivea”. No corre a publicarlo en redes; lo comparte con su familia y vuelve al trabajo. Sabe que el premio llega por resultados visibles, pero no se vende como ejemplo perfecto: prefiere hacer que posar. Esa autenticidad conecta con los equipos mejor que cualquier placa en la pared.
La ruta 4.0 de Casa Sauza no se improvisó. Tras una sesión clave en Festo, Nancy y el equipo ligaron perfiles, TPM y necesidades técnicas para impulsar capacitaciones con Festo y Siemens, elevando la empleabilidad y la multihabilidad del personal. El mensaje: la transformación tecnológica empieza por personas preparadas.
Su liderazgo integra la sostenibilidad como forma de operar: metas claras, indicadores, alianzas y participación transversal. En Sauza, la excelencia no se mide solo por volumen o eficiencia: se evalúa qué logramos y cómo lo logramos. Ese balance ha sostenido una cultura que prioriza el bienestar, la ética y la seguridad.
Integridad realista: nadie es perfecto, pero los valores mínimos (ética, imparcialidad, cero tolerancia al acoso, manejo de conflictos de interés) no se negocian.
Inteligencia emocional practicada: no siempre fluye, pero se demuestra en el día a día: escucha, límites sanos, feedback honesto.
Comunicación directa y oportuna: si algo no avanza, se aborda ahora, con la persona correcta y una ruta de acción.
Criterio y confianza: flexibilidad donde tiene sentido y firmeza cuando el negocio lo exige.
Nancy es transparente: antes creyó que “no se podía”. Hoy afirma que sí—con organización, madurez y equipo-. A sus colaboradores les repite un mantra simple: no te pierdas los eventos de tus hijos. En su área han reequilibrado cargas, flexibilizado horarios y puesto la carga cuando es necesario. No se trata de “agradar”, sino de hacer que la vida funcione sin que el resultado se caiga.
Equilibrio y confianza. Ni mano dura todo el tiempo ni permisividad sin límites. Habla con la gente, explica el porqué, acuerda el cómo y acompaña el hacer. Lidera como par: la jerarquía administra, pero la confianza transforma. Y cuando el negocio apremie, actúa en el momento con claridad y respeto.
Liderar RH hoy es unir integridad, tecnología y humanidad para generar resultados que la gente pueda sentir —no solo aplaudir.