Ya en un blog anterior te comentaba sobre el manejo de plagas y enfermedades en el agave, en este blog amplío un poco más el tema.
En el 2002, se tenía un registro de enfermedades asociadas al agave, soportado en publicaciones científicas o por comunicaciones locales. Dentro de las enfermedades más agresivas del agave, se consideraban la marchitez y la pudrición del cogollo, debido a que ocasionan la muerte de las plantas.
Estas enfermedades se dispararon en el agave después de la helada que ocurrió en diciembre de 1997, la cual provocó la muerte de los meristemos (puntos de crecimiento) de las plantas, y por consiguiente la pudrición de los cogollos (área donde se van produciendo y desprendiendo las hojas nuevas).
Hubo alta incidencia de pudrición en la mayoría de los predios. Esta enfermedad ha sido adjudicada a la acción de bacterias, y últimamente también a la acción de algunos hongos como Fusarium sp. Al inicio se especuló que el picudo del agave (insecto que se alimenta del cultivo) era el vector (quien lleva a la bacteria de una planta a otra) de la bacteria, aunque hasta el momento no se ha podido determinar que así sea.
Después de este evento tan drástico, no se ha observado otro donde en el que se hayan registrado pudriciones a este nivel, aunque en todas las regiones se han observado algunas plantas de diversos predios con presencia de pudrición de cogollo.
Dentro de los trabajos que se han llevado a cabo en Sauza, se ha determinado que la pudrición de cogollo puede iniciar por la aplicación inadecuada de algunos herbicidas (sustancias para matar hierbas), y por daño físico que llegan a sufrir las plantas en el cogollo. También se ha observado que cuando una planta se marchita, hay muchas probabilidades de que el cogollo presente pudrición, debido a que los tejidos quedan expuestos a la colonización por organismos patógenos o saprófitos (se alimentan de tejidos muertos).
En el caso de marchitez, entre el 2002 y el 2004, se hicieron aislamientos de plantas provenientes de diferentes regiones, incluyendo raíces, piña y hojas, tanto de plantas con síntomas de marchitez, como de plantas asintomáticas. En la mayoría de los aislamientos se encontró la presencia de Fusarium sp, por lo que se pensó que este hongo NO era el responsable principal del síntoma de marchitez. Se estuvieron analizando:
Se pudo determinar que:
Después se estableció un trabajo donde se replicaron las condiciones que se habían observado y se corroboró que hay diversos factores que causan el síntoma, y que no necesariamente puede estar involucrado el hongo al cual se le atribuye la enfermedad.
Después de lo anterior, se propuso un manejo integrado del cultivo para reducir la presencia de estas enfermedades, para lo cual se puso mayor énfasis en la selección de los terrenos y cuando haya áreas donde se encharque el agua, hacer drenes para eliminar el exceso de la misma.
Se diseñó un procedimiento de pruebas de agroquímicos para determinar su efectividad, pero también los posibles daños que causan en el agave, para seleccionar aquellos menos agresivos, o bien para que se apliquen de tal forma que no dañen al cultivo.
Al mismo tiempo, se ha venido trabajando con la determinación de ciclos de vida, hábitos y condiciones que favorecen el ataque de los insectos barrenadores, para que mediante monitoreo se pueda determinar el momento más adecuado para su control y con ello reducir la incidencia de marchitez y de pudrición de cogollo.
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